Este sofisticado resort se sitúa al sur de la isla de Lanzarote, enfrente del mar y a solo 10 kilómetros del Parque Nacional de Timanfaya y a alrededor de 900 metros del pintoresco pueblo de pescadores de Playa Blanca. El hotel fue diseñado como un pueblo típico de Lanzarote, con patios románticos y lugares tradicionales. De hecho, la entrada es una reproducción de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe de Teguise. Este hotel destaca por su singular arquitectura y su servicio refinado, convirtiéndose en un lugar clave para el turismo de calidad. Todas las habitaciones cuentan con una sala de estar con sofá además de una gran oferta de servicios, como menú de almohadas y sábanas y un baño privado con artículos de aseo personal exclusivos.